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Prevenir el Suicidio: derribar los mitos

  • 10 sept 2024
  • 3 Min. de lectura

En la prevención del suicidio es muy importante cambiar las narrativas socio-culturales al respecto. Existen muchos mitos asociados al tema de hablar o no hablar acerca del suicidio. Pero, lo cierto que es una realidad que está presente en nuestra sociedad, y no querer verla, seguir tratándola como un tabú no ha ayudado para nada.


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El suicidio es el acto de quitarse la vida deliberadamente. constituye una tragedia personal que se cobra la vida prematuramente la vida de una persona, pero también para su familia y entorno comunitario.

Se denomina comportamiento suicida a una variedad de conductas que incluye pensamientos suicidas (ideación), planificación, el intento de suicidio y el suicidio en sí.

A nivel mundial, unas 800.000 personas mueren cada año como consecuencia de suicidio, lo que equivale a una 1 persona cada 40 segundos. Por cada suicidio, hay de 10 a 25 intentos fallidos. En Uruguay hubo 754 suicidios en 2023.


Mitos que estigmatizan y discriminan


La estigmatización y discriminación social sobre los sujetos que tienen conductas suicidas, hacen que estas personas no quieran hablar de sus ideas o planes, ni que el entorno preste su contención o apoyo a las mismas. Es un tema “tabú” del que no se habla, que está mal visto, que se quiere esconder, no enfrentar como sociedad. Este tabú y conductas sociales estigmatizantes y discriminadoras, se fundan en Mitos culturales acerca del tema:

“Si uno habla sobre el suicidio, alienta a alguien a que lo intente” (Falso)

Por el contrario, reduce la ansiedad asociada con los pensamientos o los actos de autolesión, y ayuda a la persona a que se sienta contenida y comprometida.

“Quien haya sido suicida alguna vez, nunca dejará de serlo” (Falso)

El mayor riesgo de suicidio suele ser los primeros meses posteriores al intento. Aunque pueden regresar los pensamientos, no son permanentes, y quien haya tenido ideas o intentos puede llegar a llevar una larga vida.

“Solo las personas con trastornos mentales son suicidas” (Falso)

El comportamiento suicida indica una infelicidad profunda pero no necesariamente un trastorno mental, y entre estos trastornos, no son solo depresión.

“La mayoría de los suicidios se producen repentinamente y sin advertencia previa”. (Falso)

La mayoría, no todos, han sido precedidos por señales de alarma, ya sea verbales o conductuales. Por eso es importante conocer cuáles son las señales de alarme y prestarles atención.

“Las personas que intentan suicidarse son débiles y egoístas” (Falso)

Las personas con una ideación suicida han perdido generalmente toda esperanza y no ven ninguna otra mejor opción, incluso que le hacen un favor a sus seres queridos.

“Quien desea poner fin a su vida no lo dice”. (Falso)

De cada diez personas que se suicidan, nueve de ellas dijeron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar.

“La persona que lo dice no lo hace”. (Falso)

Toda persona que se suicida expresó con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que ocurriría.

“Las personas que intentan el suicidio no desean morir, sólo buscan llamar la atención”. (Falso)

Aunque no todas las personas que intentan el suicidio desean morir, es un error minimizar su frustración.

“Si de verdad se hubiese querido morir, se hubiera tirado bajo un tren”. (Falso)

Toda persona con riesgo suicida se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quien lo utiliza.

“El suicidio se hereda”. (Falso)

No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se pueden encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio. En estos vasos lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal. Ej.: esquizofrenia, trastornos afectivos.

 

 
 
 

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